Después de la calefacción, el agua caliente es el segundo foco de consumo de energía en nuestros hogares.
El agua caliente sanitaria puede prepararse de dos modos fundamentalmente:
El inconveniente de éste modo es que cada vez que se demanda el agua caliente se enciende la caldera, lo que conlleva un incremento elevado del consumo de energía y al deterioro del equipo.
Así mismo, presenta normalmente un rendimiento muy limitado al abastecer con agua caliente a dos sitios de consumo al mismo tiempo.
A pesar de ello, el calentamiento “instantáneo” es de los más habituales en los suministros de agua caliente sanitaria.
De los dos sistemas de producción explicados, los sistemas de producción exterior son los más habituales.
Los termos de acumulación eléctricos no son muy recomendables desde el punto de vista energético y de costes, ya que cuando el agua contenida en el termo baja de temperatura empieza a funcionar la resistencia eléctrica. Por tanto, el termo deberá estar bien aislado y conectarse sólo cuando sea necesario mediante un reloj programador.
Lo más recomendado sería la energía solar térmica para la producción de agua caliente sanitaria. Con tan sólo 2 m² de instalación de paneles solares se puede abastecer hasta el 60% de agua caliente de una vivienda.
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